Fase 0: Mentalidad

Es el inicio del camino hacia una mentalidad emprendedora, donde el autoconocimiento, el liderazgo y un propósito claro se convierten en los pilares fundamentales. Esta fase invita a reflexionar sobre quiénes somos, qué nos mueve y cómo queremos impactar nuestro entorno. A través del trabajo en habilidades como la gestión emocional, la comunicación efectiva, el pensamiento crítico y la creatividad, se forma la base para construir equipos con propósito y entornos de confianza. Además, se conecta el desarrollo personal con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), impulsando iniciativas con sentido, impacto social y sostenibilidad a largo plazo.
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Fase 1: Idea

Es el punto de partida donde una inquietud se convierte en posibilidad. Esta etapa se centra en comprender el ecosistema emprendedor, identificar a los actores clave y definir con claridad el problema que se quiere resolver (PVLR). Se analizan oportunidades, se incorpora un glosario especializado según temática y categoría, y se fortalece la cultura emprendedora. A través de herramientas como mockups y el desarrollo de habilidades blandas, se cultiva el pensamiento creativo y estratégico necesario para dar forma a una idea con propósito.
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Fase 2: Validación

Aquí se transforma la idea en una propuesta concreta que comienza a interactuar con la realidad. Se exploran métodos de validación técnica y comercial, aplicando herramientas como el Lean Management y el TRL. A través del prototipado, el diseño de encuestas y el testeo de mercado, se ajusta la propuesta de valor. Esta fase también se enriquece con experiencias reales de emprendedores y el conocimiento sobre propiedad intelectual, permitiendo construir soluciones viables, deseables y sostenibles.
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Fase 3: Financiamiento

Es el momento de darle músculo a la propuesta. Esta etapa entrega herramientas y conocimientos sobre aspectos legales y tributarios, participación accionaria y opciones de financiamiento. Se exploran fondos públicos y privados, capital de riesgo (venture capital), plataformas de crowdfunding, aceleradoras y concursos. Además, se reconoce a los actores clave que permiten convertir una buena idea en un proyecto sólido y escalable.
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Fase 4: Posicionamiento

Una vez validado el modelo, es necesario ser visibles y generar confianza. Esta fase trabaja el branding, las estrategias de marketing digital y la construcción de comunidades alrededor del emprendimiento. También se abordan las relaciones con los medios y la narrativa pública del proyecto, buscando conectar emocionalmente con los públicos clave y posicionar la propuesta en su sector de influencia.
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Fase 5: Expansión

Es el momento de mirar más allá y consolidar el crecimiento. Esta etapa fortalece la visión del emprendedor, fomenta la incorporación de socios estratégicos y propone estructuras empresariales robustas. Se abordan estrategias para retener talento, construir una cultura organizacional sólida, automatizar procesos y diversificar la oferta. Además, se incorporan herramientas de gestión del cambio e inteligencia de negocios para tomar decisiones basadas en datos y proyectar un crecimiento sostenible.
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